No procede ser dogmático - el autor lo sabe - en materia ortográfica. Sí le consta que son de uso soluciones aberrantes, tan de tirar por donde cuadre, de plácida acogida en los ambientes universitarios; si se da pábulo a la mediocridad cómoda o a la desgana del adocenamiento. El autor persiste en lo suyo, que es expresarnos mejor y poner coto a semejante desastre.
Martínez de Sousa (Pepe), que ha sido corrector tipográfico y de estilo antes de escribir más de veinte libros, nos ofrece en "Ortografía y ortotipografía del español actual" (1), otra selección asequible por lo práctico de cómo hay unas normas fuera de las cuales no podríamos entendernos y que procede reafirmar, que considera mejorables o que propone a respuesta esclarecedora.
Puede decirse que ha hecho un trabajo de afán, exhaustivo hasta donde el autor advierte, abierto a consideraciones que coadyuven a colaborar el empeño de que nuestra lengua, gráfica y literariamente, sirva como eficaz herramienta para comunicarnos, para la compresión.
No sólo los extranjerismos, si no también la jerga (sí) dimanante del ordenador causan estragos en el idioma. Sería amen la de los medios informativos que alegremente, de forma insensata, abusan de las voces foráneas, cuántas veces tergiversadas en su significado, como si el despropósito fuese una cruzada contra el román paladino.
La lengua evoluciona al roce de la calle, pero debe progresar adecuadamente, estamos de acuerdo con la nota escolar, que parece haber quedado sólo en mera declaración de intenciones. Y asunto zanjado, ante un alumnado displicente al que le cae en gracia el galimatías, el guirigay de haber inventado un "barallete", un latín de los canteros original para complacencia propia, como si se tratase de otra reivindicación generacional.
A encauzar la lengua ha dedicado tomazos - de obligada lectura, que sugerimos- y los ha aventado en diversos foros exigentes para que conste. Para que conste que está dispuesto a insistir porque esa es su causa y debiera ser la nuestra, tomada con toda seriedad. Yo no es que lo reclame, se lo merece. Bien entendido que las nuevas tecnologías no piensan por uno si no uno no piensa por ellas: facilitan el archivo de texto, los formatos, la auto-edición..., he ahí su papel.
- (1) Ediciones Trea S.L.