Un día cualquiera, María estaba en la puerta de su casa. Vino un ángel, o una paloma, o Seur, y le comunicó que iba a tener un hijo sin ni siquiera haber follado. A partir de ahí, nos empiezan a vender la moto con la Familia Tradicional.
Lejos de alterarse por la menuda putada que Dios le había preparado, María se apresuró a contárselo a José, el carpintero, que estaba ya desquiciado porque no vendía un puto mueble desde que IKEA se había instalado en la zona. A José no pareció hacerle mucha gracia el asunto de ser padre sin haber pillado cacho, y amenazó con ir a El Diario (en ese entonces, de Patricia). Pero una mujer que se embaraza por mail, lo puede todo, así que finalmente terminó amansándolo. E imagino que a partir de ese momento, al menos habrá comenzado un ciclo de felaciones en esa casa.