Desencuentros en Gondomar

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Lejos ya de la quema de documentación municipal al aire libre, limpias ya de cenizas terrazas y balcones por lluvias y vientos recios, el dieciséis de junio de 2007 se celebra el acto de constitución de la nueva Corporación. PP aporta siete concejales; BNG, cinco; PSG-PSOE, cuatro; MOVE-Gondomar, uno. Se diría que los votantes castigamos las siglas que más letras tienen; para qué enredar la memoria alargando palabras de trasfondo conocido.

Lleno hasta la escalera de acceso al salón de actos, ventanas cerradas, atmósfera bochornosa, sin micrófonos: la Inquisición hubiera paladeado un ambiente así. Los P, los N y el M se votan a sí mismos; los S votan a los N y suena una cerrada ovación en la sala. Ése habría sido nuestro inolvidable momento colectivo de esplendor en la hierba si no hubiéramos visto aquel brillo acerado de sus ojos, el resentimiento en sus miradas, cuando alzaron sus manos para nombrar al alcalde.

El nuevo alcalde muestra con humildad el bastón de mando. Aquel sueño furtivo en alguna noche incierta, no el duro trabajo día a día sin esperanzas de respaldo suficiente, se hace realidad en un instante. Su mirada llena de candor, su sonrisa tierna de niño recién perdonado por mamá, parecen poder augurar un gobierno de coalición sin imposiciones ni claudicaciones. Pero nadie aclara lo único importante: ¿habrá gobierno estable?

Todos sabemos qué hay debajo de cada opción; también encima: la sombra del ladrillo, esa rapaz caza cadáveres, planea sobre la Corporación.

Otras sombras íntimas de cada quien, dolorosas, vomitivas o trepadoras, bien conocidas por el pueblo en localidades pequeñas, masturban en estos días las cabezas de electores y electos.

Puede que, tarde o temprano, cada mochuelo vaya a su olivo, cada obrero a su tajo; lo van anunciando bocas de tonadilleras y correveidiles, con gesto picardioso, a quien quiera prestar estómagos y oídos. Puede que algún cerdito decrete rebelión en la granja, que mañana o pasado gobierne la oposición, que cuelguen al alcalde con una pinza en los bajos de los calzoncillos, que se pierda o se gane la oportunidad de que el pueblo se entere de cómo gobierna una coalición de izquierdas... Paciencia y barajar.

No parece posible la vía natural para acordar gobierno. Estarán verdes las uvas o serán las de la ira. Si tan difícil es pactar, si lo más importante son los intereses de cada lista, jamás será posible una candidatura conjunta de la izquierda gallega. Ahora que la Iglesia Católica y Romana ha eliminado el Limbo de los Justos, a dónde van los votos que no damos, dónde se acomodan los concejales perdidos por no contaminarse en una lista única, ¿quienes son los responsables?

Ya que no en la convocatoria de junio, en la de setiembre podría aparecérsenos un redentor clónico, un criogenado revivido, si el endiosamiento personal o las manos en la masa pueden más que la razón.

Siempre se puede soñar con los Reyes Magos. Ellos lo arreglarían todo. Poderosos hasta la extenuación, se dieron la gran paliza para llegar a una aldea perdida y agasajar a un bebé pobre en un pesebre miserable. Si se esforzaron tanto fue por que tenían grandes esperanzas cifradas en aquel pequerrecho. Como la vida misma; que se lo pregunten a Herodes, ése que hacía los trabajos sucios por cuenta de los romanos.

Y nosotros sólo necesitamos un gobierno racional, ni sectario ni personalista sino cercano, de servicio a la comunidad. Parece tan sencillo...

 

Addenda

Según se acercaba el equinoccio de otoño y la luz de cielo del Val Miñor se iba metalizando, se aupaba a las quinientas lecturas mi texto Desencuentros...

No sé si son muchas o pocas, pero esa cifra invita a pensar que los ciudadanos estamos preocupados por la estabilidad del gobierno de Gondomar; no nos faltan razones ni motivos.

Es verdad que los plenos de la Corporación van aumentando en “normalidad” democrática; se nota en el ”público” y en la mesa. En ésta se abandonaron actitudes declamatorias típicas de los mítines y se restablecieron monólogos y diálogos de “guante blanco”, propios de quien quiere hacer gestión de gobierno y posibilitar acuerdos, por más que no falte quien quiere seguir arrojando el guante a la cara de sus opositores ni quien practica un colaboracionismo de doble fondo. En aquél, van desapareciendo ciertos rebuznos de alto nivel aunque sigue apareciendo algún “protagonista” que no para de soltar “morcillas” que nada tienen que ver con lo que en los plenos se está tratando; me recuerdan la clá (gente a la que daban entrada gratuita si se comprometía a imitar al jefe de clá, bien fuera para “patear” o aplaudir un estreno teatral) en el viejo Madrid de los años 60.

De momento, no se han cumplido ciertas expectativas nefastas para los electores; sin embargo, hay una cuestión candente en el aire: ¿es posible una nueva escisión en el PSG-PSOE capaz de llegar a tumbar al gobierno en minoría del BNG? El tiempo corre a favor de esa posibilidad... Fuerzas soterradas trabajan para que así llegue a ser, intereses internos y externos están metiendo presión, recalentando cabezas ya calientes, a punto de griparse. La deseada Dulcinea se dibuja en el horizonte, deseemos que sólo sea el sueño de una noche de verano.

De darse tal circunstancia, el barrizal del descrédito pateará a los actores y nos asfixiará a los electores. De nada servirían entonces las descalificaciones y las dentelladas, la vuelta a las barricadas de la culpa ajena y la egolatría propia. Fuegos de artificio por no haber asumido la terca realidad, por no ser capaces de alcanzar un acuerdo honorable para ambas partes, y, si fuera el caso, por enrocarse en el feudo de cada uno para contentar a los parroquianos propios.

A nosotros, votantes de a pie, nos parece que quien consigue lo grande (los votos) puede gestionar lo pequeño (los acuerdos de gobernabilidad). Pero, ¿rondará nuestra cabeza aquella canción de Alaska, "¿A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga? Nunca cambiaré..."?, ¿nos infectará a todos el síndrome de la ínsula Barataria, Sancho, hermano?, ¿volverá el gobierno do solía, a la derecha del patrón?

Estemos atentos al próximo capítulo.


FDO - Veigacasás
27 setembro 2007