No debería preocuparme

Imprimir
normal_baredo2
Por Anxo.

Me resulta difícil situar en el tiempo el comienzo de esta historia. Seguramente, debido a mi edad, mi memoria no es demasiado buena, pero recuerdo perfectamente y maldigo el día en que el Homo Sapiens comenzó a erguirse. Homo Sapiens, ¡qué ironía!, el único ser capaz de creerse inteligente. Saqueadores, eso es lo que sois, y no habéis hecho otra cosa desde la mala hora en que os creísteis amos del planeta.
No debería preocuparme, pero no os entiendo. Os creéis dueños del aire que respiráis, del agua que bebéis, de los árboles que taláis y de los animales que matáis y es por eso que contamináis ríos, mares y aire. Emponzoñáis todo vuestro entorno. Luego volvéis a respirar ese mismo aire, a beber esa misma agua envenenándoos los sentidos. SAPIENS.

No debería preocuparme. Estoy en el mismo sitio desde el Cámbrico, he visto surgir y extinguirse más especies de las que puedo recordar, pero lo vuestro desde luego es especial. He presenciado luchas por la supervivencia, algunas de las cuales han terminado con especies, pero vosotros sois los únicos que os consideráis propietarios del planeta. Pensáis que vuestra supervivencia está asegurada y por ello os dedicáis a expoliar y saquear lo que no es vuestro. SAPIENS.

No debería preocuparme, permaneceré en el mismo sitio y casi con la misma edad dentro de 50 o 60.000 años, pero mis sentidos han presenciado tantas cosas en tanto tiempo que me molesta que me los queráis envenenar también. Por referirnos sólo a vuestra historia reciente: sobre mis 85 hectáreas he acogido dólmenes y menhires. Fenicios, griegos, celtas romanos, suevos... He visto llegar de América a La Pinta para gritar al mundo “civilizado” su descubrimiento. Vi inmensos petroleros estrellarse a pocas millas de distancia; sobre mi cima se erigieron monumentos.

No debería preocuparme, pero si nos ceñimos a los últimos 100 años (un suspiro, os lo digo yo), habéis invadido todo mi entorno, habéis destrozado bosques, contaminado ríos y mares, construido a ciegas… En este momento, si veo a mi alrededor, sólo reconozco el mar, mis queridas islas y a mí mismo. El resto es obra vuestra, un enorme monumento a la falta de respeto por vosotros mismos.


No debería preocuparme, pero no os entiendo. Durante más generaciones de las que ya puedo recordar, os he dado cobijo, os he visto saborear tanto como yo una hermosa puesta de sol, he sido testigo de vuestras declaraciones de amor, habéis disfrutado de hermosos paseos y dormido y comido bajo mis árboles. Os he visto felices en muchas ocasiones y ¿ahora queréis también envenenar mis sentidos y renunciar a todo esto? Ya habéis comenzado a talar y quemar mis bosques, porque son vuestros, ya habéis construido carreteras enormes sobre mí, pero además queréis impedirme el contacto con los únicos seres queridos que me quedan, mis islas y mi mar. ¿Pido mucho? ¿No veis que también vosotros perderéis esto?


No debería preocuparme, vosotros tenéis mucho más que perder que yo. El veneno que vosotros mismos habéis fabricado, corre por vuestras venas y os impide levantar la cabeza para hacer honor a vuestro bautismo: SAPIENS.


No voy a preocuparme, mi ciclo vital es infinitamente mayor que el vuestro. La madre tierra devolverá a vuestros hijos y a los hijos de vuestros hijos durante generaciones este atropello y yo estaré aquí para verlo. Y los árboles volverán a crecer entre las ruinas de vuestras construcciones y seguiré disfrutando de las puestas de sol en mi amigo el mar. No debo preocuparme, SAPIENS, vosotros tampoco.

¿Qué cómo me llamo? Supongo que a estas alturas ya está claro: Monteferro.


SALVEMOS MONTEFERRO